sábado, 2 de noviembre de 2013

Guatemala: Totonicapán a un año de la masacre de la cumbre de Alaska

Una vez más se vive en Guatemala algo que forma parte de la historia nacional: las ideas se combaten con  el terror. El oscurantismo reaccionario, que hace años combatía la alfabetización de los pueblos indígenas, tiene continuidad en la violencia psicológica y física contra aquellos que se atreven a pensar de manera diferente.


Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Es bueno recordar que el 4 de octubre de 2012,  en el kilómetro 170 de la carretera panamericana un grupo de pobladores que protestaban contra el aumento de las tarifas eléctricas y la extensión de la carrera magisterial, fueron masacrados por un pelotón del ejército guatemalteco. Seis muertos y 38 heridos fue el saldo de aquel acto de terrorismo de estado que después se ha tratado de  minimizar diciendo que fue una desgraciada circunstancia  no premeditada. Miles de pobladores de Totonicapán organizados en Los 48 Cantones y otras organizaciones locales,   conmemoraron la tragedia y mostraron que no ha sucedido lo  que el gobierno pretendía con los actos de violencia. En Totonicapán existe una sociedad civil  autónoma, demandante y organizada. Y esto ha provocado  inquietud  en  los grupos de poder local y  en las diversas instancias del gobierno guatemalteco.

Muestra de ello ha sido el boicot a algunas de las actividades conmemorativas de la masacre. Y también actos  intimidatorios con respecto a una actividad académica, ajena a dichas conmemoraciones,  que debe realizarse en el edificio de la Alcaldía Comunal de los 48 Cantones de Totonicapán el lunes 4 de noviembre de 2013 a las 9 de la mañana. Se trata de la conferencia que  impartirá la Dra. Silvia Federici, connotada académica de la Hofstra University  de Nueva York y autora de  libros importantes sobre mujeres y feminismo (“Calibán y la Bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”; “La revolución feminista inacabada”). El título de la conferencia es sugerente: “Política y lucha de las mujeres en las tierras comunales”. El sábado 26 de octubre, familiares de la Mtra. Gladys Tzul y de su hermana Lic. Jovita Tzul, recibieron  llamadas anónimas diciéndoles que una de ellas había muerto y que su cadáver sería llevado pronto  a Totonicapán. Gladys es estudiante de Doctorado en Sociología del Posgrado de Sociología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Es una de las organizadoras de la visita a Guatemala de la Dra. Federici. Su hermana Jovita es abogada y defensora de los derechos indígenas.

El esparcimiento de rumores macabros ha sido una de las tácticas del terror estatal en Guatemala. En este caso puede ser obra también de un grupo de poder local que se siente amenazado por la creciente organización y participación de la población  en Totonicapán. La intimidación se da en un contexto nacional en el que es creciente  la protesta social contra la minería a cielo abierto, las hidroeléctricas, nuevos cultivos, proyectos carreteros etc., que atentan contra el tejido social comunitario, contra tierras y territorios, indígenas y campesinos. En otros artículos he expresado que la violencia política que hoy  se está viviendo en Guatemala es diferente a la que se ejerció en los años del terror contrainsurgente. Hoy la violencia contra la población cumple los designios de una implacable acumulación neoliberal que busca apropiarse de regiones que todavía no están dominadas por el capital. Tal como lo pregonó Rosa Luxemburgo en su libro “La Acumulación de Capital”,  que este año cumple cien años de haber sido publicado.

Una vez más se vive en Guatemala algo que forma parte de la historia nacional: las ideas se combaten con  el terror. El oscurantismo reaccionario, que hace años combatía la alfabetización de los pueblos indígenas, tiene continuidad en la violencia psicológica y física contra aquellos que se atreven a pensar de manera diferente. Silvia Federici ha escrito libros importantes acerca de la violencia contra mujeres, por ejemplo  la cacería de brujas  durante los siglos XVI y XVII y su vinculación  con la instauración del capitalismo.


Deseamos que en Guatemala sus ideas se conozcan y que no sean arrasadas por una endémica práctica represiva.

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