sábado, 10 de noviembre de 2012

El Salvador: Fabio Castillo Figueroa, in memoriam

El domingo 4 de noviembre,  el salvadoreño Fabio Castillo Figueroa emprendió su último viaje, para encontrarse en la memoria de los centroamericanos, con otros muchos luchadores por los derechos de las grandes mayorías, que dejaron huella en nuestra región.

Jaime Delgado Rojas / AUNA-Costa Rica

El Dr. Fabio Castillo Figueroa recibió un
Doctorado Honoris Causa de la UES.
¡Quién no lo recuerda! En 1990 decidió terminar su largo exilio en Costa Rica y regresar a su querido país, para asumir su candidatura… otra vez, a la Rectoría de la Universidad de  El Salvador (UES). Habían pasado casi 20 años. Y, de nuevo, esta vez ganó; pero ahora le correspondería reconstruirla y, hasta refundarla. La reconstrucción fue hecha a la inversa de como cualquier otro Rector de los que pululan en nuestras universidades públicas lo hubiera hecho. Don Fabio empezó por las Escuelas y los jardines y al final por su oficina. Mientras se movían escombros y se levantaban paredes, el Rector en persona reconstruía los jardines y las zonas verdes del campus con el trabajo voluntario de alumnos y personal administrativo. 

Su despacho era un tugurio resultado de escombros de lo que fuera otra cosa, me parece que la soda universitaria: ahí, entre cajas, cajones, cartones, con un personal administrativo que se movía de un lado a otro, atendía a los cooperantes internacionales que llegaban con su generosa oferta, a los periodistas que lo entrevistaban para bien, o para fustigarle, a los académicos que le pedían esto y lo otro y a los que él, al contrario, les decía qué debían aportarle a la institución y, a los otros Rectores de las Universidades del CSUCA. Una vez se fue la energía eléctrica, en una noche en que sesionaba el Consejo Superior Universitario Centroamericano: como no podía ser ni un ataque armado, ni un atentado, ordenó candelas para seguir la sesión.

Así, en aquel desorden resultado de la guerra y las dictaduras, donde don Fabio Castillo dirigió la reconstrucción de la Universidad, a partir de 1991, también estuvimos conversando sobre la propuesta Declaración de Zona de Paz y Cooperación en Centroamérica y El Caribe, cuyo texto, en forma de libro había sido publicado, un año antes, en Heredia, Costa Rica y cuyo contenido, en una de sus partes, se había constituido en Derecho Comunitario Centroamericano con la Declaración de la Cumbre de Presidentes de Puntarenas de 1990.

Fue aquel proyecto y este ideario, los que nos permitieron encontrarnos cuando lo impulsaba en la Universidad para la Paz, en 1986, y el que me permitió conocerlo; pero también conocer esa otra Centroamérica reprimida, perseguida, exiliada y expoliada por los militares, la que don Fabio, como persona, exilado, luchador, revolucionario, excarcelado,  pretendía libre de ejércitos y con seguridad democrática. Era el gran proyecto: frente a la injusticia y la violación de los derechos de la gente, postulaba la defensa de los derechos humanos; frente al planteamiento castrense de seguridad nacional,  planteaba la propuesta de la seguridad democrática: no era simplemente una paz, sin balas, que podría confundirse con la de los cementerios; sino una paz forjada sobre la defensa y reivindicación de los derechos de las personas. En esto, también se marcó su aporte, a la cumbre de presidentes de 1995 donde fue conocido y aprobado el Tratado Marco de Seguridad Democrática de Centroamérica. Este concepto había sido también cuidadosamente construido en el proyecto que había sido dirigido por don Fabio, en la UPAZ.

En la UPAZ  en el Cantón de Mora, en cualquiera de los espacios que nos permitiera las autoridades de entonces, o bien, con la acogida calurosa del expresidente de Costa Rica, don Rodrigo Carazo, en su residencia en Escazú, o desde su casa en Granadilla de Montes de Oca, don Fabio y su equipo propiciamos el primer encuentro de intelectuales a realizarse en noviembre de 1987. Lo fue en una aula de la UPAZ con el nombre de “La Seguridad de las Rutas Internacionales a través del Istmo Centroamericano, como Factor de Paz y Desarrollo”; ahí fueron convocados intelectuales muy diversos: sociólogos, politólogos, escritores y políticos que dieron su aporte y nos contagiaron de entusiasmo. Con tales insumos continuamos con paso firme. Don Fabio sabía hacerlo: escuchar y dirigir, con voz suave, pausada, pero con autoridad; nos demandaba construcciones conceptuales novedosas, pero él tenía claridad política e ideológica; pedía textos y contextos y él precisaba contenidos. En la UPAZ, en casa de don Rodrigo, o en la suya, con los insumos de aquel primer encuentro propiciamos el segundo “Seguridad de las Vías de Comunicación, Seguridad Regional y Declaración de Zona de Paz en Centroamérica y El Caribe”. Este se realizó en mayo de 1989 en la UPAZ: Esta vez fue más numeroso, más rico conceptualmente, más realista en cuanto a la visión política, y siempre consecuente, pues en ningún momento se abandonó el contenido de su utopía.

Don Fabio era un humanista procedente de las Ciencias Médicas y había estado metido en la política desde muy joven. Fue integrante de una Junta de Gobierno en El Salvador, cuyo mandato fue corto: en muy poco tiempo una propuesta de reforma agraria, molestó demasiado a los militares y los intereses del imperio: la experiencia guatemalteca era muy cercana en el tiempo y en el espacio. Esto lo llevaría a su primer exilio. Luego volvería a la Universidad, como Rector en 1963-1967. Sería más tarde candidato presidencial, a disgusto de los oligarcas, pero esta plataforma le permitió regar su sueño de justicia, reforma agraria y educación, por todo el territorio cuzcatleco. Esa retórica esperanzadora para las grandes mayorías y esa práctica consecuente lo llevarán, en 1972 a la cárcel donde casi le llega la muerte; y de esa cárcel, donde fue sacado esposado con su compañero de celda José Pineda, hacia su exilio forzado en Costa Rica. En este país impulsará un Partido Revolucionario (el de los Trabajadores Centroamericanos), una organización de Defensa de los Derechos Humanos, con centroamericano memorable, el exrector guatemalteco Dr. Rafael Cuevas del Cid y la propuesta a que hicimos referencia, de Zona de Paz en Centroamérica y El Caribe, con la que lo conocimos.

El domingo 4 de noviembre emprendió su último viaje, para encontrarse en la memoria de los centroamericanos, con otros muchos luchadores por los derechos de las grandes mayorías, que dejaron huella en nuestra región.

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