sábado, 14 de noviembre de 2009

La verdad no puede ser ocultada

A pesar del silencio de los grandes medios, la verdad de la causa de los Cinco se ha abierto paso y ha traspasado culturas, geografía, religiones, lenguas y clases sociales.
MSc. Abner Barrera / AUNA-Costa Rica
Un día después de la abrumadora y aplastante votación en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en donde 187 países apoyaron la propuesta de la delegación cubana de poner fin al criminal bloqueo económico, comercial y financiero, reviso los principales diarios comerciales de América Latina, y no encuentro por ninguna parte una sola mención de lo sucedido. Aunque los representantes de todos los países latinoamericanos votaron a favor de que se pusiera fin al bloqueo, la prensa oculta el acontecimiento.

Cuando uno lee los objetivos por los que fue creada la ONU encuentra que ésta nació en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, cuando los líderes de algunas naciones –entre ellos Franklin Roosevelt, presidente de los Estados Unidos- se pusieron de acuerdo en crear este organismo internacional con el fin de evitar futuras guerras en el mundo.

La denominada Carta de las Naciones Unidas vino a ser el tratado fundador y constitutivo del organismo, algo así como una Constitución. El dato curioso es que en el seno de esta organización internacional creada para evitar la guerra, por decimoctava ocasión, el pleno de ese foro mundial condenó a los Estados Unidos, país fundador de la ONU, por mantener una guerra económica contra Cuba.

Sesenta y cuatros años después de haber sido creada la ONU con fines pacíficos, Cuba, el pequeño David, derrotó a Goliat el gigante guerrerista. El bloqueo es una agresión asesina contra un pueblo pacífico. Como dijo el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, el 28 de octubre en la Asamblea General de la ONU sobre el costo del bloqueo: “Sólo en daños económicos registrados de manera rigurosa y conservadora, alcanza los cientos de miles de millones de dólares, al valor actual y decreciente de esa moneda”.

Ningún otro país del mundo sufre una injusta agresión como esta, ¿por qué entonces se silencian los hechos? Esos medios que dicen defender la libertad de expresión, ocultan la verdad. Esos medios que dicen ser democráticos y defensores de los derechos humanos, con su silencio son cómplices de esa política agresora.

En el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas leemos que una de las finalidades de la ONU es contribuir “a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos”. Pero hoy Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, no solamente desconoce la Carta de las Naciones Unidas sino que se erige al mantener el bloqueo contra Cuba y al establecer bases militares en Latinoamérica en el vecino más amenazante, peligroso y matón de la región.

¿Cuál es el delito que ha cometido Cuba? ¿Por qué se le castiga de manera criminal? Porque en 1959 la triunfante revolución echó a andar un proyecto humano que nada ni nadie ha podido detener hasta la fecha; porque Cuba socialista desde hace cincuenta años apostó por el ser humano y no por el capital. Esto el imperio no lo perdona. Porque contra todos los pronósticos -una vez desaparecido el campo socialista de Europa del Este-, Cuba no se doblegó ante el “triunfo” del capitalismo y continuó demostrando que es posible construir una sociedad más igualitaria, más justa, más solidaria, más libre, más educada, más sana. ¿Quién en su sano juicio y con conocimiento de causa puede poner en entredicho los grandes logros sociales alcanzados por la revolución a pesar de ser una nación bloqueada? Para la lógica del sistema injusto de dominación capitalista, Cuba es un mal ejemplo para el mundo.

El imperio, en el afán de desestabilizar a la revolución cubana, ha recurrido a todo tipo de ataques y agresiones contra sus dirigentes, el pueblo, la economía, las instalaciones, etc. Por eso el Gobierno de la Isla tuvo que defenderse. Sin recurrir a la violencia ni derramar una sola gota de sangre supo neutralizar y denunciar cuanta agresión y ataque recibió por parte del imperio.

En la difícil tarea de preservar la vida, hubo hombres decididos a cumplir misiones internacionales para prevenir a su pueblo de agresiones. Eso fue lo que hicieron los Cinco Héroes; penetraron en los grupos terroristas de Miami que con el beneplácito de las autoridades de Washington realizan los ataques terroristas contra Cuba. Fueron los Cinco quienes develaron esas redes, demostrando con suficientes pruebas cómo las autoridades estadounidenses, que dicen luchar contra el terrorismo, permiten que éstos estén organizados y cometan sus crímenes. Este desenmascaramiento tampoco perdona el Gobierno de los Estados Unidos. Y la prensa comercial latinoamericana calla al respecto, porque sabe que los Cinco son inocentes.

A pesar del silencio de los grandes medios, la verdad de la causa de los Cinco se ha abierto paso y ha traspasado culturas, geografía, religiones, lenguas y clases sociales. En distintas ciudades del mundo, se crean nuevos comités de solidaridad, aumenta la información y más personas se movilizan por su liberación. Y Antonio, Ramón, Gerardo, Fernando y René, a pesar de las duras sentencias y el inhumano confinamiento al que han sido sometidos, se mantienen con una firme esperanza.

El 2 de noviembre falleció Carmen Nordelo, madre de Gerardo. Murió sin poder ver la justicia; sin lograr tener a su hijo con ella. Todo parece indicar que el terrorismo incubado en Miami y contra el que lucharon estos cinco hombres se ha extendido; contra Cuba y sus familias, hoy el terrorismo se ejerce desde Washington.

Gerardo dándonos una lección más de combate, desde su confinamiento injusto y doloroso, valientemente nos dice: "el mejor homenaje a mi madre será el de que todos nosotros mantengamos nuestra lucha por la justicia, y un día, como ella tanto deseó, los Cinco retornaremos a la Patria".

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