sábado, 19 de septiembre de 2009

Necesidad de cambiar

Pensar en abandonar la forma capitalista de organización social no es pues, hoy, solamente una necesidad ingente por buscar formas más equitativas y justas de desarrollo sino, en primer lugar, un asunto de supervivencia de la especie humana.
Rafael Cuevas Molina/ Presidente AUNA-Costa Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com
Son pocos los que dudan que la humanidad se encuentra, en nuestros días, en una época crucial en la que confluyen varios procesos de carácter global que pueden cambiar la faz del mundo en los próximos años.
Uno de estos procesos es el que se conoce como crisis ambiental, que tiene como más visible efecto el llamado calentamiento global, cuyas consecuencias ya las estamos viviendo. De seguir las cosas como hasta ahora –y no hay razones para pensar que habrá cambios drásticos de rumbo- las predicciones pintan un panorama sombrío. La actividad humana siempre ha tenido impacto sobre el medio ambiente, pero nunca como ahora sus efectos fueron tan devastadores: estamos, literalmente, serruchando la rama sobre la que estamos sentados.
¿Es posible detener este proceso? Se han hecho intentos importantes. Uno de ellos fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que se llevo a cabo en Rio de Janeiro en 1992, que se conoció como Cumbre de la Tierra, y del que derivó el llamado Protocolo de Kioto. Como se sabe, los resultados derivados de la aplicación de los compromisos asumidos en su marco son desesperanzadores.
Mientras tanto, los efectos del calentamiento del planeta parecen acelerarse, tal como lo evidencia el calentamiento de de los polos terrestres, la paulatina desaparición de los glaciares y, en nuestro entorno más inmediato, el cambio en el patrón de las lluvias, prolongadas sequías, aumento del número y fuerza de los huracanes, etcétera.
Es conocida la causa principal de este efecto invernadero: la emisión de ciertos gases, especialmente dióxido de carbono y metano, producto de la actividad humana. Ha sido en el siglo XX cuando este fenómeno se disparó exponencialmente, sobre todo por el uso de combustibles fósiles, especialmente el carbón y el petróleo.
El descubrimiento del petróleo como gran fuente energética en el siglo XX constituye, sin lugar a dudas, una verdadera revolución. Sobre el oro negro se ha podido erigir toda una civilización que, en la segunda mitad del siglo, se ha globalizado, llegando a todos los confines de la Tierra.
Se trata de la sociedad de consumo, forma concreta que asume el capitalismo en la época contemporánea. La sociedad del use y tire. La sociedad del tenga y sea. El sistema de producción cuyo principal interés es crear la mayor cantidad posible de mercancías para después venderlas. A esa sociedad se le pide que actúe responsablemente, es decir, que modere su voracidad. Es como pedirle al león hambriento que no se coma al suculento cabrito que, desvalido, se encuentra frente a él.
Es imposible. Por más protocolos, convenios y buenas intenciones que existan, el león se comerá al cabrito. Es ley natural. Por eso, el Protocolo de Kioto no detendrá al león capitalista y todo seguirá igual, rumbo al despeñadero.
El león capitalista, sin embargo, desaparecerá a la larga con el cabrito. No hay llamamiento a desarrollo sustentable que valga mientras el león siga moviendo la cola y ande suelto depredando todo lo que se le presenta a su alrededor. Hay que acabar con el león. Ya anunció Carlos Marx, hace más de 150 años, que si las contradicciones del capitalismo no se resuelven pasando aun nuevo estadio de desarrollo, el sistema puede colapsar arrastrando consigo a la humanidad misma.
Pensar en abandonar la forma capitalista de organización social no es pues, hoy, solamente una necesidad ingente por buscar formas más equitativas y justas de desarrollo sino, en primer lugar, un asunto de supervivencia de la especie humana: cambiar la sociedad, cambiar el mundo o perecer no es una consigna radical sino el único camino posible para no echar a perder la maravilla de la vida en esta esquina marginal del universo.

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